¿Por qué debería confiarte los recuerdos de mis hijos a ti, una sola persona, y no a una empresa grande?
Justamente por eso. Porque PikiPiki no es mi trabajo, es mi obsesión personal. Detrás de esto no hay un call center ni un depósito gigante, estoy yo, Adrián. Cada dibujo que llega a mis manos lo trato como si fuera el único que sobrevivió de la infancia de mis propios hijos. Una empresa grande procesa volumen; yo conservo legados. Mi nombre y mi reputación están en cada caja que entrego.